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El blog de

Antonio Moreno

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Reducción de la ​jornada laboral.

por Antonio Moreno para ELESCRITOR.ES

F11 de septiembre 2024

Reducción de la jornada laboral. La Conciliación laboral y ​familiar como telón de fondo

Podríamos definir la conciliación familiar, como la posibilidad de compaginar las responsabilidades laborales con las obligaciones ​personales del trabajador, tales como la atención del hogar o el cuidado de la familia. Y todo ello con el objetivo de lograr un equilibro ​entre la vida laboral y familiar sin perder de vista la lucha por una igualdad efectiva entre hombres y mujeres. Esta conciliación laboral ​y familiar consiste en un conjunto de medidas encaminadas a favorecer que el trabajador o trabajadora tenga una condiciones más ​beneficionas a la hora de desarrollar su carrera profesional sin perjuicio de su vida personal y familiar.

Es cierto, que en los últimos años, gracias a políticas progresistas, se ha avanzado bastante en la implantación y puesta en ​funcionamiento de esas medidas que ayuden a la consecución de esos objetivos de los que hablamos, pero lo cierto y verdad, y ​siendo honestos, es que en España, a día de hoy, no existe la conciliación laboral y familiar como tal. La conciliación, podríamos decir ​que son los padres, y si afinamos más, concretamente las madres. Y, ¿por qué digo que la conciliación laboral y familiar no existe? ​Pues porque el sistema te obliga a elegir entre dos vías: o trabajas y eliges profesión, o cuidas de tus hijos.

Si nos postulamos en el primer caso y eliges trabajar, la opción es fáicil, una guardería o escuela infantil, con casi toda ​probabilidad, de pago. Y si eliges la segunda opción, cuidar de la familia, supone acceder a permisos de trabajo no retribuidos, con la ​correspondiente minoración de ingresos para afrontar una etapa con innumerables gastos como es la que que acarrea tener un hij@.

Por otro lado está el factor social. En España, a día de hoy, sigue existiendo el reproche social a las madres que optan por ​ejercer su profesión. Muy diferente al que se le exige a los padres, por el simple hecho de ser hombres.

Por desgracia, en este país, sigue existiendo ese estigma a la hora de la contratación. No hace muchos años, la presidenta ​del círculo de empresarios, Mónica Oriol, llegó a decir que, si ella tuviera que contratar a mujeres, tendría en cuenta como preferente ​contratar a mujeres en una edad superior a los 45 e infeior a los 25 años, por si se quedaban embarazadas. Esto es un claro ​síntoma de lo mucho que nos queda por avanzar en este país en materia de conciliación e igualdad laboral.

Por poner un dato, el 31,5 % de las mujeres trabajan a tiempo parcial, frente a un 8,2 % de los hombres, y sólo algo más del ​50 % de las mujeres trabajan a tiempo completo, frente a un 71,2 % de los hombres.

Al ser un término tan extenso, la normativa que le afecta incluye también diferentes normas como el Estatuto de los ​Trabajadores, la Ley 39/1999, de 5 de noviembre o el Real Decreto-Ley 6/2019, de 1 de marzo, de medidas urgentes para la ​garantía de la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación.

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Está claro que la ley marca una serie de medidas para garantizar algunos mínimos en aspectos como, por ejemplo, los permisos por ​nacimiento y cuidados del menor, pero la empresa puede hacer mucho más. Desde acciones conocidas y contrastadas como una ​mayor flexibilidad horaria, hasta opciones más arriesgadas como la semana laboral de cuatro días que ya han empezado a poner en ​marcha algunas grandes empresas de nuestro país.

Sin lugar a dudas, la conciliación laboral y familiar, o mejor dicho la ausencia de ella, es uno de los grandes problemas del ​mercado laboral español. Los horarios, la falta de medidas que realmente apuesten por su implementación o, simplemente, la mala ​organización de las tareas, ha hecho cada vez más evidente la necesidad de avanzar hacia una mejor coordinación de la vida laboral y ​familiar.

Es de tal importancia, que los beneficios son evidentes tanto para la empresa como para los empleados.

Beneficios para la empresa como aumentar la satisfacción y motivación de los trabajadores y, con ellas, la productividad, un atractivo ​muy potente para captar talento, incrementa el compromiso del trabajador con la empresa, mejora el ambiente laboral, reduce el ​absentismo y refuerza la marca de la empresa.

Pero también existen beneficios más que demostrados para los trabajadores como la reducción del estrés y ayuda al ​bienestar del empleado, incrementa la motivación y permite contar con más tiempo para formación y otras actividades que pueden ​acabar en una mejora de su rendimiento profesional

Actualmente, nuestro ordenamiento laboral ya recoge importantes medidas como el derecho a reducción de jornada de trabajo, la ​adaptación de la jornada, permisos retribuidos por nacimiento y cuidados de menor, lactancia, vacaciones o la excedencia voluntaria. ​Pero muchos de ellos llevan consigo la correspondiente minoración de ingreso, y el enfrentamiento en ocasiones con la empresa.


Pero las empresas pueden ir más allá. Existen medidas como la flexibilidad horaria, la adopción de la jornada continua tal y como ​ya están haciendo algunas empresas, la capacidad para mover horarios, semana laboral de 4 días. Es una de las medidas de ​conciliación familiar que se están fomentando desde el Gobierno y que ya han empezado a adoptar algunas grandes empresas, donde ​los resultados, muestran que la productividad, lejos de disminuir como sostienen algunos, se mantiene y la satisfacción de los ​empleados es muy superior.


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Teletrabajo, guarderías y servicios para los hijos, facilitar los cambios de turnos entre compañeros, transformar las horas ​extraordinarias en horas o días de descanso, la posibilidad de contar con más días para estar en familia a cambio de horas, aumentar ​los permisos, días de libre disposición, cercanía con el hogar, siempre que exista la posibilidad o la elaboración de un Plan de ​Conciliación. Donde se pueda compatibilizar mejor la familia y el trabajo porque pone negro sobre blanco todas las medidas existentes ​en la empresa para mejorar la conciliación.

En España, la jornada laboral es de 40 horas a la semana, aunque en muchas ocasiones el número de horas dedicadas al ​trabajo termina siendo mayor. Pero la productividad no equivale a las horas de trabajo y eso es algo que tienen asumido en países ​como Holanda y Dinamarca. El primero tiene una jornada de 29 horas semanales, lo que permite a los ciudadanos conciliar con su ​vida familiar y personal. Dinamarca suma 34 horas laborables a la semana. Este país resalta por sus políticas de flexibilidad y su ​buena gestión económica. Alemania ha sido el último país en adaptarse en cambiar el número de horas a 35 semanales. Esta medida ​ha sido tomada según Niklas Djokovic, eurodiputado alemán, porque han comprobado que una jornada laboral de menos horas ​repercute en más productividad por parte del empleado.

La legislación laboral en España está en constante evolución, y uno de los cambios más recientes y significativos será la reducción ​de la jornada laboral a 37,5 horas semanales. Esta medida, propuesta por Yolanda Díaz como responsable del Ministerio de Trabajo, ​ha generado un amplio debate tanto entre empleadores representados por la patronal como entre empleados. La implementación de ​la nueva jornada de 37,5 horas en nuestro país es un cambio significativo en la legislación laboral que promete mejorar la calidad de ​vida de los trabajadores sin afectar sus ingresos. Aunque presenta desafíos, especialmente para las pequeñas y medianas empresas, ​los beneficios potenciales en términos de salud, bienestar, productividad y creación de empleo son considerables.


Pero no nos podemos detener ahí. Las ayudas a las familias y a la educación es otro factor clave. En Suecia, la ayuda a las familias c​on hijos es de 100 euros al mes hasta los 18 años y la educación es totalmente gratuita salvo la guardería. En Noruega la ayuda es d​e 125 euros al mes y la educación gratuita. En Finlandia la ayuda es de entre 90 y 170 euros al mes y la educación es gratuita. Y en A​lemania la ayuda es de 184 euros al mes y la educación gratuita. En España, sin embargo, la ayuda es de unos 25 euros al mes y s​olo son gratuitas la educación primaria y secundaria.


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Si atendemos al horario de la jornada de trabajo, también España está por detrás de algunos países europeos. Y es que no es posible ​conciliar cuando una mujer tiene un horario laboral que alcanza las 10 de la noche y encima, tiene que atender una familia.

Solo por poner un ejemplo en lo que supone el descanso de maternidad en Europa, decir que en países como Francia, el ​descanso puede ir de 25 a 32 semanas, o la del Reino Unido hasta las 52 semanas. O el caso más flagrante, el de Bulgaria, dónde ​el descanso por maternidad puede llegar hasta las 58 semanas de duración. Sin embargo, la normativa española, sólo contempla las ​16 semanas, cifra muy alejada de la realidad actual y del mercado europeo.

Por otro lado, y no menos importante, tenemos que hablar del permiso parental para cuidado de hijo, (o menor acogido por ​más de un año) de 8 semanas.

Llegado el 2 de agosto, seguimos sin regulación de la retribución del permiso parental de ocho semanas, España está incumpliendo ​la Directiva 2019/1158 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 20 de junio de 2019, que establece que los Estados Miembros ​deben garantizar la remuneración de los permisos parentales a más tardar en esa fecha.

Este permiso, tiene como objetivo facilitar la conciliación de la vida familiar y profesional de los progenitores y cuidadores, ​estableciendo requisitos mínimos, entre ellos la retribución de al menos dos semanas de permiso parental. Si no se cumple con esta ​obligación, ante la ausencia de desarrollo reglamentario actual, y hasta que se concreten las características básicas del permiso, ​debe tratarse como situación de permanencia en alta sin retribución atendiendo al art. 69 del Real Decreto 2064/1995, de 22 de ​diciembre y a la información suministrada por la Seguridad Social mediante el Boletín de Noticias Red BNR n.º 2/2024, de 22 de ​enero de 2024.

Así que, hasta que no se produzca el desarrollo reglamentario, el permiso parental seguirá sin estar específicamente remunerado.

Por lo tanto, y a modo de conclusión, podemos llegar a afirmar lo que ya adelantábamos al inicio del texto, en este país, no ​se puede decir que exista conciliación de la vida familiar y laboral y, aunque en los últimos años se ha avanzado bastante en ​implantar medidas que se acerquen a esa mejora, aún son poco osadas e insuficientes y, desde luego, queda mucho por hacer y ​legislar en su favor.



Universo Marías

por Antonio Moreno para ZENDA

FOTO ARCHIVO JAVIER MARÍAS

UNIVERSO MARÍAS

El pasado 11 de septiembre, nos dejó el escritor Javier Marías. El sempiterno premio Nobel, el novelista, el columnista, el creador de cuentos, el traductor, el editor, el ensayista, e incluso el académico de la RAE. Se nos fue el Marías que hablaba del peligro de enamorarse, pero que enamoró a cientos de miles de lectores. Se nos fue el Marías que hablaba de lo azaroso del amor, pero el que estaba perdidamente enamorado de Shakespeare. Se nos fue el Marías amado, pero también el odiado. Se nos fue el Marías madrileño, el español, pero no españolista.

Se nos fue el Marías antifranquista. Se nos fue el Marías que hablaba del deseo, de la impunidad y de la arbitrariedad el perdón. Se nos fue el Marías que sus detractores tildaban de no escribir como un escritor español, pero que fue traducido a más de 40 idiomas. Se nos ha ido un autor clave para entender la literatura del último medio siglo. Se nos ha ido el Marías del silencio y la negación. Se nos ha ido el Marías de la Olympia Carrera de Luxe, el de la correspondencia a mano, el eterno cascarrabias. Se nos ha ido el Marías incatalogable, pero también el inimitable.

Se nos ha ido el traductor precoz, el escritor inseguro, el novelista renovador. Pero siempre nos quedará su obra. Porque para entender y conocer mejor a ese Marías universal, necesitamos conocer al Marías columnista. En la prensa vertió durante años opiniones en temas tan diversos como la política, la religión, el tema catalán o el uso del castellano sin dejar títere con cabeza. Un escritor con todas las características propias que nos revelan una estructura de pensamiento disruptiva y diferente, las características propias de los genios. Se nos fue el escritor universal, porque como lo épico, la literatura de Javier Marías, también es universal.

Feliz 40 Aniversario!

por Antonio Moreno para revista Carnaval 2024

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40 aniversario

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FOTO ARCHIVO alkarnval

feliz 40 aniversario

¡Feliz 40 Aniversario! ​Si dejamos a un lado las estudiantinas de Antonio Caballero y el auge que tuvo el carnaval de Alcalá en los años 30, el carnaval, tal como lo conocemos y lo concebimos hoy día, cumple 40 años.

El próximo febrero, el carnaval y la comparsa alcalareña cumplirán cuatro décadas.​Un carnaval con poca historia, pero con muchas historietas. Un carnaval y una comparsa que debutaron allá por el año 1984. Aquella tarde-noche, en la que un servidor venía al mundo, nacía el carnaval y la comparsa alcalareña. Los sones de Hombres del Campo y Antifaz avivaron mi gran sueño y, desde luego, ligaron mi vida a esta fiesta de manera trascendental.​Un carnaval que no atraviesa su mejor momento, que no goza de la mejor salud, pero del que también hemos tenido épocas gloriosas y plenas. Si mirásemos la gráfica de evolución de nuestro carnaval de forma cuantitativa, tendríamos en nuestras manos un escrupuloso electrocardiograma. Con sus ondas P, T y U; sus segmentos PR y ST y sus complejos QRS, picos de explosión en los inicios, mediados de los 90 y la primera década del siglo XXI, cuando alcanzamos el culmen máximo con cinco agrupaciones. Ilusos nosotros, que pensábamos que eso perduraría en el tiempo.​

Pero terminología médica a parte, el carnaval, de entre todas las fiestas, ha sido siempre el patito feo, la maltratada, la fea con la que nadie quería bailar, la que nadie ha cuidado, la que había que rellenar con cualquier cosa. Total, para un fin de semana… Y en ese descuido nos tenemos que meter todos, incluidos los que, supuestamente, nos gusta el carnaval. ¿La culpa?, quizás un poco de todos. Los carnavaleros, el consistorio, los aficionados y de la Bamba. También la Bamba, a la que pertenezco y a la que también hago partícipe de la culpa de manera pública.​ Algunos aficionados me dicen que no seamos tan negativos, que como todo, es algo cíclico. Ojalá lleven razón, pero tirando de estadística, noticias poco halagüeñas podemos esperar. Unas veces los aficionados han sido los que no apoyaban lo suficiente a las agrupaciones, otras veces nos aburría el consistorio y otras tantas lo hemos aburrido a ellos, y lo más grave, nos hemos aburrido a nosotros mismos con nuestros egos y exigencias. Quizás habría que profundizar más en los problemas y soluciones, pero eso será en otra ocasión.​

No todo ha sido malo, evidentemente. Hemos gozado años de muy buen carnaval en lo cuantitativo y en lo cualitativo, algo que no suele ir de la mano, pero la tendencia es cada vez peor en lo primero. Sólo pensar que, en la última década, sólo han visto la luz cuatro agrupaciones adultas, y dos de ellas fueron el mismo año, por lo tanto, el diagnóstico está más que claro. Parodiando a aquel presidente de fútbol. “Estábamos en la UVI”. Pero no sólo estábamos, estamos y seguiremos estando si esto no cambia.

​Como ya dije en varias ocasiones, nuestra fiesta, el carnaval en el que nacimos, es un espejismo plantado en mitad del páramo de la modernidad. Una fotocopia contrahecha de lo mejor que fue, la prueba patente de que la articulación de un nuevo febrero de convivencia debe ser uno de nuestros caballos de batalla, de cara al mañana. Pero reconozco que es un discurso ya harto cansino, harto conocido, que no nos creemos ya ni los carnavaleros.​Pero como todo enfermo, nuestro carnaval también tiene algunos intervalos de mejoría, momentos de leve recuperación, momentos en los que parece verse la luz al final del túnel, y esa luz no es otra que esa comparsa de niñas y niños que, si la memoria no me traiciona, llevan siete años con paso firme en nuestro carnaval, sacando agrupaciones pese a las dificultadas y manteniendo viva esa llama que parece querer apagarse. Desde Promesas en 2017, salvo en 2021, a cusa de la pandemia, no han faltado a la cita, pero no sólo en carnaval, sino haciendo carnaval durante todo el año. Siendo sinceros, pocos apostábamos por que permanecieran tanto tiempo, que sería algo puntual, pero un año más, ahí están, para salvar nuestra fiesta. Merecen nuestro más sincero reconocimiento, ellas y ellos, y la gente que llevan detrás, sin los cuales, tampoco sería posible. Un año más, la cantera salvará nuestra fiesta, para que luego digamos que no es importante la cantera.​Los adultos no llegamos al aprobado raspado. Dos agrupaciones en el último lustro, es para hacérnoslo mirar. Y mira que lo hemos intentado, y mira que le ponemos empeño y ganas cada año, pero quizás nuestras circunstancias personales, familiares y laborales sirvan más de excusa que para otros.​Nuestro carnaval es ya cuarentón, no disfruta de la vigorosidad y lozanía que tenía a los “veintipocos”, pero aún podemos sacar ese puntito de maduro interesante. Dicen que los 40 son los nuevos 20. Ojalá nuestro carnaval pueda volver a la mitad de lo que fue. Nos conformamos con el rollito de tres días con alguna antología, o en su caso, un pregón exprés. Nos hemos abonado a la inestabilidad. Quizás eso también forme parte de nuestra idiosincrasia.​

A la comparsa adulta ya sólo le queda la sempiterna frase de los veteranos. Volveremos! Como si esa fuese la solución. No nos vale, no hay que volver, hay que estar, porque no hay que irse.​Este 2024, la comparsa de Las Niñas mantendrá, una vez más, aquella llama que iniciaron en el 84 aquellos Hombres del campo y Antifaz del Maestro Lamas y de Fco. Martínez respectivamente. Esa llama que hemos avivado durante años tantas veces y que, en ocasiones, han intentado apagar.​Pese a todo, seguimos vivos, por lo que no estaría mal celebrarlo y desearle un FELIZ 40 ANIVERSARIO a nuestro carnaval y a toda esa gente, que de una manera u otra, ha contribuido a que cumplamos 40 años. Autores, músicos, componentes, postulantes, aficionados, ayuntamiento, negocios, costureras, maquilladoras, artesanos, etc., etc., etc.

FELIZ 40 ANIVERSARIO, FELICIDADES QUERIDA COMPARSA.

La Universidad al servicio del capitalismo!

por Antonio Moreno para La Patria Perdida, mayo de 2007

viñeta eneko de las heras

En los últimos días hemos oídos infinidad de veces en los medios de comunicación la palabra Bolonia. Y no, no se refiere ni a los turistas que visitan cada año la conocida Plaza Mayor de dicha ciudad alemana, ni a las famosas playas situadas en la costa gaditana. Cuando hablamos de Bolonia, nos referimos, a groso modo, al proceso de reforma que se quiere llevar a cabo en los diferentes sistemas universitarios europeos. El proceso de convergencia europea, que se presenta como una forma de armonizar los diferentes sistemas universitarios europeos, tiene un espíritu que casi todo listillo podría compartir: equiparar titulaciones, desarrollar un aprendizaje más centrado en el estudiante, reduciendo el peso de las clases magistrales, o potenciar la docencia autorizada y de tipo seminario. Ese no es el problema de Bolonia, el problema del Plan Bolonia es el marco global en el que se inscribe y la filosofía que orienta esta reforma. No es muy difícil entender, que un aprendizaje más centrado en el estudiante y más tutorizado implica grupos de estudiantes más pequeños y, por tanto, más profesorado, cambios en las instalaciones, etc.; es decir, más financiación, claramente: más dinero. Pero la aplicación del Plan Bolonia busca que la financiación corra, cada vez más, a cargo del bolsillo de los estudiantes y de las propias universidades, haciendo sus productos más atractivos para su posterior aplicación empresarial. El bolsillo de los estudiantes se resentirá. Quienes quieran acceder a los títulos de posgrado, los másteres (aquellos que ofrecen una formación científica especializada y que serán los que realmente cuenten para acceder a los puestos mejor remunerados del mercado laboral), tendrán que pagarlos a un alto precio. Lo que antes equivalía a ser licenciado en una carrera de cinco años, ahora se divide en dos partes (grado y posgrado) y, si se quiere llegar a esa especialización de cinco años, se tienen que pagar el posgrado a precio de oro. Pero no se asusten, que el capitalismo tiene soluciones para todo. Para eso se ha creado la figura de los préstamos-renta. Es decir, pasamos de las becas a los préstamos bancarios (es fácil imaginar quiénes son los más interesados), con lo que, a partir de ahora, los estudiantes estarán endeudados antes incluso de intentar buscar una vivienda. Pero lo crucial es el cambio que suponen: se pasa de considerar la educación superior como un derecho accesible a toda la ciudadanía, a entenderla como una prerrogativa que se financia a quienes pueden devolver esa inversión. Para volverse loco. La financiación de las universidades públicas también se resentirá. Las inversiones y los planes de estudio están siendo pensados de acuerdo con las exigencias del mercado y como preparación al mercado de trabajo. Mientras, se recorta el presupuesto para proyectos improductivos de orientación humanística y/o crítica. Porque la profesionalización ya no es una finalidad entre otras de la Educación superior, sino que tiende a convertirse en la principal línea directriz de todas las reformas educativas. Con el argumento de que la Educación superior debe atender a las demandas sociales, se hace una interpretación claramente reduccionista de qué es la sociedad, como si esta se redujera únicamente a los intereses de las grandes empresas. Es obvio que hoy en día toda persona necesita habilidades, aptitudes y competencias adecuadas para moverse en el mundo laboral, pero sorprende que la actitud de las universidades sea reducir la enseñanza universitaria a las competencias útiles para la gran empresa, obedeciendo a un utilitarismo que impide a los jóvenes interesarse mínimamente en lo que parece no ser vendible en el mercado de trabajo. Otras capacidades que podrían promover una sociedad más justa y mejor van quedando obsoletas y se las obvia progresivamente.

Pero aun hay más, incluso la financiación pública se subordina a la previa obtención de fuentes de financiación externa; es decir, privada. Donantes que imponen su logotipo en las paredes, vuelven a bautizar los edificios y promueven cátedras a cambio de una denominación que revela el origen de los fondos. (Ya me lo explicaba mi gran amigo José María hace unos años cuando veíamos el nombre del Santander en nuestro carné universitario). La investigación que proviene de estas cátedras responde a los intereses de quienes patrocinan, no sólo porque son quienes hay que demostrar la eficacia de su inversión a través de resultados tangibles y que produzcan beneficios, sino también porque recortan y definen los temas e intereses de la investigaciones, así como las prioridades de las mismas. La prioridad en los temas a investigar van en función de los intereses de las grandes empresas y no para la investigación de cuestiones locales de interés para la gente empobrecida, las minorías y las mujeres de clase trabajadora, por ejemplo. Es lo que denominan los expertos como el capitalismo académico. Universidades cuyo personal sigue siendo retribuido en gran parte por el Estado, pero cada vez más comprometidas en una competencia de tipo comercial, en busca de fuentes de financiaron complementaria. Resulta difícil pensar que esta universidad va a poder preocuparse por la interculturalidad, por la diversidad, por la filosofía o por el pensamiento crítico en este contexto de competitividad por los resultados y por figurar en el ranking de la excelencia académica. Es necesario defender una universidad que se comprometa con la sociedad, que sea motor de transformación social. Pero el Plan Bolonia no pretende cambiar la sociedad desde la universidad para hacerla más justa, más sabia, más equitativa, más comprensiva, sino adaptar la universidad al mercado, a una parte muy concreta de la sociedad, cuyas finalidades no se orientan precisamente hacia la Justicia, la comprensividad o la equidad, como a la vista está. Por ello, necesitamos repensar los auténticos problemas de la universidad, para que otro proceso de convergencia sea posible. Aboguemos por una reforma de la Educación superior desde una óptica auténticamente social y al servicio de la sociedad y no exclusivamente del mercado y capital. Esta es la auténtica realidad de Bolonia, más allá de lo que pueda parecer. Y lo más denigrante de todo esto es que nuestro insulso social liberal presidente la apoya plenamente y, encima reprime, con las fuerzas del orden que todos los españoles pagamos, a los que se manifiestan pacíficamente en contra de este proceso.

Que no nos vendan milongas. A las cosas hay que llamarlas por su nombre. Este Espacio Europeo para la Educación Superior como quieren llamarlo, no es más que la Universidad al servicio del Capitalismo. Roma no paga traidores, la España de los pueblos tampoco.

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